
Un Cuento Chino
UN CUENTO CHINO Divina tragicomedia Mirar cine argentino es una autentica delicia y es precisamente el género de la comedia en donde este país suramericano…
Mirar cine argentino es una autentica delicia y es precisamente el género de la comedia en donde este país suramericano nos hace disfrutar más. Las acciones y diálogos de este género, están basados en un humor callejero y costumbrista que nos cuenta eso que queremos siempre criticar, ya sea el gobierno, la economía o la vida misma.
La película, Ganadora de un Goya por mejor película iberoamericana en el 2012, nos muestra a Roberto como un ferretero metódico, ermitaño y sumergido en una rutina forjada por un duro pasado, vive el día a día en medio de tornillos, clientes y proveedores indeseables. Sin embargo, un día, por un absurdo capricho del destino, aparece Jun, un joven chino perdido en la ciudad de Buenos Aires quien a través de su propia desgracia logra darle un sentido a la vida de Roberto.
En esta ocasión, Sebastián Borensztein nos trae otra de sus buenas obras, en donde recoge la maravillosa actuación de Ricardo Darín para ejemplificar como la tragedia y el humor pueden ir de la mano con plena naturalidad.
Y es precisamente esa naturalidad la que nos muestra a un argentino de a pie que trata de salir de un lio enfrentando todos los niveles de conflictos posibles llámense internos, personales o de sociedad.
Entremos en escena:
La escena inicial de un cuento chino comienza mostrándonos a Jun, un joven que disfruta de una velada romántica con su novia sobre una balsa en lo que parece ser un lago de Fucheng, un rural y pequeño distrito de china. Cuando Jun pretende sorprender a su amada con unos anillos de compromiso, una vaca, cae del cielo matando a su novia. Esta escena, tan absurda como ingeniosa nos deja atónitos, sin poder pensar que puede suceder después de semejante tragedia. Algo que, realmente se agradece.
Avanzando un poco más, se nos muestra una ferretería en algún barrio de Buenos Aires, algo que nos hace ya pensar en el primer gran contraste. Por un lado, la propia Buenos Aires, ciudad grande y caótica y por el otro Fucheng, ese pequeño distrito en China que ya mencionamos. En este estado de la película se nos abre las puertas para conocer a Roberto y sus miserias, además la música nos da ya la certeza que desde ese instante estamos en frente de una tragicomedia.
Roberto desde muy temprano nos muestra su personalidad a tope. Un hombre gruñón, metódico, solitario que seguro tendrá mucho que mostrarnos para justificar algún cambio que marque el crecimiento de su personaje. Me recuerda mucho a Melvin Udall en mejor imposible interpretado por Jack Nicholson en el año 1997.
Pero por alguna razón, estos personajes siempre tienen algo de suerte en el amor, lo tuvo Melvin Udall con Carol Connelly y ahora Roberto con Mari, una dulce mujer que sin rodeos nos deja ver sus intenciones amorosas. Mari es la única que hasta el momento guarda el gran secreto de Roberto, el de ser una persona noble y dueño de un gran dolor.
A Roberto lo vemos en dos momentos que definen su pobre vida de diversión, coleccionar noticias absurdas tomadas de periódicos y ver despegar y aterrizar aviones en el aeropuerto. Estos dos momentos son muy interesantes, porque si miramos detenidamente, son los que ayudan a apretar el gatillo de la historia.
Luego de algunos minutos llega lo esperado. Roberto se conoce con Jun en una pelicular situación. El pobre joven chino es víctima de un robo y es arrojado de un taxi ante los ojos de Roberto quien al percatarse, decide ayudarlo. Aquí ya vemos a él Roberto noble del cual nos había advertido Mari.
Las complicaciones avanzan in crescendo como en toda buena película y nos tendrán muy entretenidos al ver a Roberto tratando de ayudar a Jun y de paso poniendo a prueba su tolerancia al tener que alojarlo en su casa.
La curiosidad de como Jun se va metiendo en el mundo de Roberto y en la cultura argentina es apenas lógica. Por ejemplo, es interesante y jocoso ver a él joven chino tratando de imitar la forma de comer de los que ahora están a su alrededor.
En medio de los esfuerzos de Roberto para tolerar la presencia de Jun, se le ocurre encomendarle organizar el caótico patio de su casa. No es un detalle menor observar como el patio de una persona tan metódica y estricta pudiera estar tan desorganizado. Esto sin duda nos dice que a pesar de la personalidad tan complicada de Roberto hay algo que está fallando en su vida y que Jun esta allí para arreglarlo.
El patio va mostrando avances en su organización, sin embargo, Roberto pareciera de forma contradictoria empezar a resistirse a ello ordenándole a Jun detenerse. Esta acción es genial y maravillosa porque envía el mensaje de que Roberto se resiste a los cambios o por lo menos que no está listo para trascender.
Los días pasan y Jun no encuentra a el tío por el cual llega a argentina, a pesar de algún esfuerzo de la embajada de su país, sin embargo, una llamada da esperanza a todos. Una supuesta familia de Jun aparece, llega a la casa de Roberto para llevárselo, pero al momento de conocerlo, descubren que definitivamente no son su familia.
Roberto frustrado o resignado por la situación, parece ceder y hasta querer ayudar de otra forma a Jun, le ofrece pagar un curso de español y una estadía más larga en su casa. Estos gestos nos hacen pensar que ya vamos hacia otro desenlace que quizás muchos podrían tener en sus cabezas amparados en buenos corazones.
En el momento más íntimo de la relación de nuestros personajes, estos llegan a entender que son más parecidos de lo que nunca imaginaron. Ambos sin familia, y víctimas de hechos absurdos. Jun perdiendo a su novia por una vaca caida del cielo y Roberto protagonista inaudito de una portada de periódico mostrándolo como soldado en plena guerra de las Malvinas. Este momento es absolutamente fundamental, ya que por fin nos enteramos de lo único que no conocíamos de Roberto, su pasado y la respuesta del porque a su personalidad.
En el desenlace, Jun encuentra a su tío con una simple llamada recibida por Roberto, pero antes de su partida, deja pintada una vaca en la pared del patio, una especie de recuerdo que hace reflexionar a Roberto y que lo lleva a buscar a Mari, la única que desde el principio supo quién era él en lo más profundo de su ser.
La opinion.
La película es impecable en su estructura. Maneja a la perfección el argumento, tejiendo las escenas con sus consecuencias de manera casi perfecta y despojándonos de cualquier quebradero de cabeza.
El manejo de simbolismos es notable. Por ejemplo, poner a una vaca a representar la tragedia y la esperanza no solo es ingenioso por el animal en sí, sino porque conecta a tres personajes, Roberto, Jun y Mari. Es como si Jun hubiera perdonado a la vaca, esta misma hubiera hecho reflexionar a Roberto y a Mari le hubiera permitido tener el amor que andaba buscando.
Coleccionar noticias absurdas, sentirte parte de ellas y que una de ellas marcará una nueva forma de pensar también me parece brillante. Creo que Roberto se da cuenta que no es el único que puede sufrir, y que si puede ser uno de los pocos que al final entiende, que la vida si puede tener sentido. ¡Gracias Jun!
La actuación de Ricardo Darín como Roberto es excelente como de costumbre, pero no es el único, el personaje de Mari interpretado por Muriel Santana nos llega e Ignacio Huang como Jun cumple con el cometido. La música no estremece, pero nos envuelve con facilidad en una clásica tragicomedia.
El desenlace de la película es muy sencillo y no ofrece sorpresas, lo que algún critico podría ofender, pero en mi criterio, era a penas lo que esperaba una audiencia hambrienta de buenas noticias por absurdas que puedan ser.
UN CUENTO CHINO Divina tragicomedia Mirar cine argentino es una autentica delicia y es precisamente el género de la comedia en donde este país suramericano…
Titulo
Año
Duración
País
Dirección
Guion
Música
Fotografía
Protagonistas
Género
Un Cuentgo Chino
2011
133 min.
Argentina-España
Sebastián Borensztein
Sebastián Borensztein
Lucio Godoy
Rolo Pulpeiro
Ricardo Darín, Ignacio Huang
Acción. Comedia